Se atreven a seguir mis locos desmadres...

jueves, 8 de julio de 2010

"Antes de nacer, estabas en una estrellita"

Eso le digo a mis hijos ahora que tienen 20 y 25 años.

Cuando eran enanos, Mi Hijo Favorito de los Mayores… y 4 años después, el Favorito de los Menores- sabían ad nadseum- la historia del espermatozoide listo y rápido que corría hacia la meta con nombre de huevo. Sabían cómo y de dónde llegaba; cómo crecía el embrión, y las etapas del feto. A mis niños se le hablaba claro y llano para que no los trataran como idiotas, y para que tampoco llegaran a casa haciendo preguntas tontas de una cigüeña cagona que los calentaba con el fondillo emplumado en un nido cochino. ¡Guácalas!

Tampoco hubiera sabido cómo explicarles dónde las tales cigüeñas encontraban las sabanitas rosa o azules y se las podían amarrar al pico. ¡Absurdo! La verdad era más sencilla de explicar.

Ahora bien… cuando la escuela los convirtió en conocedores de las mentiras de la poesía, yo misma les hacía cuentos dignos de versos engañosos asquerosamente empalagosos… de los de labios de rubí y dientes de perlas. En ésta etapa de sus vidas ya su Mamá Gallina (que soy yo) estaba segura de que no se afectarían emocionalmente con ilusionismos. Ya grandotes y casi con bozo, les inventé el cuento de que habían bajado de una estrella porque yo los reclamaba para que crecieran en la casita que tenía en mi barriga. Ellos se hacían los bobitos y se acurrucaban apestosos a baloncesto y jangueos. Ahora bien, cuando se ponían necios, los bajaba de la nube con una velocidad pasmosa: “Mira muchacho, no jodas más, que cuando estabas en la estrellita te mandé a buscar, pero te puedo devolver de una patada”.

¿Por qué recuerdo esta historia hoy? Porque Daiana –una joven bloguera que me ha sacado la ternura escondida- me acaba de otorgar un hermoso regalo: el “Premio a Madre Amor”: una bellísima imagen de un chiquilín que toca la “casita” donde crece el feto que ya es su herman@. Pero eso no es todo, el hermano mayor toca la estrellita que bajó a la que fue su casita… casita que en mi caso, hoy es una panza que se esconde de los bikinis.

¡Gracias Daia! Estoy segura de que vas a ser una madre espectacular, con esos adorables abrazos cobertores tan tuyos.

8 comentarios:

Daia Galeano dijo...

Mi querida Cassio, como te lo dije, este regalito me nació del alma y no quería guardármelo. Desconocía la historia de la estrellita... Lo llamé "Mamá amor" porque de verdad eres un amor de madre... Me encantó: “Mira muchacho, no jodas más , que cuando estabas en la estrellita te mandé a buscar, pero te puedo devolver de una patada”. Quizás no te des cuenta pero me estás enseñando muchísimo y preparando para la profesión más hermosa del mundo (lo creo así), la de ser madre... Los abrazos cobertores siempre estarán presentes, como ahora, que te envío uno y otro... y otro también... :)

Cassiopeia dijo...

Uy!

No todo lo que ves puede ser una "buena enseñanza". A veces "me paso" (en negativo)...

De todas formas, gracias por tan lindo regalo.

Besos

Daia Galeano dijo...

Siempre habrá dulces y amargos... Creo que "demadre" es un buen esbozo de "manual de instrucciones" :)
Tiene buenos consejos y hermosas historias... ;)

Cassiopeia dijo...

Así es ka vida, un poco de todo.
Vezoz

Margarita dijo...

me encanta eso de mamá gallina, yo era la mamá osa de mi bebé porque me veía enorme al lado de ese capullito que era mi nena.
es verdad, a veces dan ganas de bajarlos de un hondazo de la estrellita. jajaja
besos.

Cassiopeia dijo...

Margarita... que dificil es ser Mamá Gallina! Tú, de Mamá Osa lo estás haciedo requete bien!

xoxoxo

Soñadora dijo...

Creo que es un regalo muy merecido Cassio. Eres toda una mamá amor!
Besitos,

Cassiopeia dijo...

Tú no me ganas, hermosa Soñadora!