Se atreven a seguir mis locos desmadres...

miércoles, 7 de julio de 2010

Aquellas ventas especiales de “Regreso a la escuela”

Un mes antes de que comiencen las clases, ya las tiendas anuncian los especiales de “Back to School”. Patético. Inflan los precios, y luego los “rebajan” "por tiempo limitado" para ponerlos “en especial”. Como madre obrera siempre estuve pendiente de que mis muchachitos tuvieran todos los materiales desde principio de año escolar para las clases y para las emergencias. Eso de que me digan a las 8:00 de la noche que tengo que comprar unos marcadores de colores o una nueva libreta de papel cuadriculado no era para mí. No era justo después de estar todo el día en la calle haciendo trabajo de guerrilla.

Según la edad de los muchachitos y sus necesidades académicas, les guardaba en una caja plástica transparente con todo lo que pudieran necesitar si se quedaban “cortos”: libretas, lápices, cartulinas, fólders, sobres manila de todos los tamaños, libretas de rayas, cuadriculadas, con hojas en blanco, tape, papel de construcción… tijeras, paginas transparentes para proyectos especiales. ¡Tenía que apertrecharme de todo!

La caja mágica debía de estar provista para las necesidades de último momento, como cuando llegaban a la última página…(“ ¡Máma, se me acabó la libreta!); desaparecían los lápices… (“Es que a Fulanito se le perdió y le dí de los míos”). En fin, esas necesidades de “último momento que complicaban la hora de la cena, y confligían con el momento de verificar los uniformes y organizar las provisiones para las meriendas… del próximo día. La caja mágica proveía materiales para uso en la escuela, para hacer asignaciones, para cualquier proyectito que se zafara, y hasta para uno que otro vecino que tuviera una emergencia.

La caja plástica pasó a tener otro uso cuando los muchachos pasaron a escuela superior. Creo que terminó guardando juguetes viejos (¡Ay! ¡Qué pena! Recuerdo a Toy Story I…). Para más comodidad, la caja plástica fue sustituida por un gavetero también plástico, transparente/opaco y con ruedas. En los tres compartimentos se apiñaban los mismos materiales, pero ya propios para muchachos de secundaria. En la uni, mi papel de proveedora de materiales cambió. Ya no compraba libretas, ni bolígrafos, ni lápices. Cada quien se los compra a su gusto. Y no faltaba más. Yo también tengo mis preferencias, y me las respetan.

Hoy día, extraño aquellos inicios de clase, cuando espulgaba los anuncios para ver donde había la mayor cantidad de materiales escolares al menor precio. Todavía los periódicos de los jueves publican preñados de anuncios con los “Especiales de Regreso a la Escuela”. Yo los miro para recordar lo rápido que pasa el tiempo. Y el orgullo de saber a Mis Dos Hijos Favoritos (el Favorito de los Mayores y el Favorito de los Menores), uno en bachillerato y el otro en Escuela de Derecho, ya no dependen de la cajita de materiales que su bella Máma compraba a principios de semestre. No sé si ellos lo extrañan, pero no les voy a preguntar.

(Ilustración, de la Web)

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