Se atreven a seguir mis locos desmadres...
lunes, 7 de mayo de 2012
“Nova 1972” (lll)
lunes, 30 de enero de 2012
Vacaciones con Mad Men

Se acabaron las Navidades, los Reyes, las Octavitas, los Octavones y el desmadre de las Fiestas de La Calle San Sebastián, en el Viejo San Juan. También terminó el receso académico de Mi Hijo Favorito de los Menores. El chico dejó atrás el frío y llegó a casa a buscar el calentito hogareño, y a ayudar en las engorrosas tareas de guardar los adornos navideños y desarmar el belén.
Nos había anticipado que esas serían sus últimas vacaciones de más de un mes en casa. Y le creímos porque se gradúa en mayo próximo y ya empieza a trabajar en julio. El descarado, se aprovechó de la ternura acumulada de sus padres, y no recogía el cuarto. Con lo que no contaba fue que su único hermano no toleraría el desmadre que dejaba en el baño ni los escandalosos conciertos de salsa en la estación digital de Pandora. Al parecer, tampoco contaba con que esta chatita le recordara que tenía que “reportarse con megadosis de besos” a la hora que llegara de las juergas. Tampoco le permití –bajo ningún concepto- practicar trompeta dentro de la casa. Bueno… eso ni se le hubiera ocurrido. Sólo practicó con la boquilla, para confirmar lo que le habíamos dicho, dicho: que no dejara de practicar, que lo haría bien porque hay cosas que no e olvidan.
A pesar de que las viejas reglas continúan, el chico se dio muchos lujitos: tuvo a su disposición el viejo Jeep que estuvo a punto de venderse para piezas; hizo deportes extremos en distintos puntos geográficos; tomó un curso intensivo de salsa a nivel intermedio; y acceso a una matrícula económica en el gym que visita su hermano.
¿Lo más sabroso? No perdió la costumbre de sentarse a mis pies para ver “maratones” de películas y series de televisión mientras yo le daba masajes “de mami” en la cabeza y la espalda. “Mad Men” fue una. Era su favorita y la vimos completa en menos de una semana. Así, por razones obvias, me tomé unas vacaciones bloggeras. Hoy regreso a la realidad con los recuerdos musicales de Mad Men (nótese que no incluye trompetas... creo).
lunes, 17 de octubre de 2011
Todos los “Pachelbeles” de Johann Canon

En una época muy triste de nuestra historia familiar, Mi Hijo Favorito de los Mayores “se pegó” de una pieza que también era una de mis favoritas: el “Canon en Re Mayor”, de Johann Pachelbel. El chico tocaba cuatro puertorriqueño para ese entonces, y pensé que quería adaptar esa pieza al instrumento. Él tenía 12 años y estaba en transición entre la escuela elemental y la intermedia/superior. Coincidió con mi grave quebranto de salud... otra razón para que fuera un momento frágil en la vida de un preadolescente.
En casa se escuchaba mucha música. Aunque el “toca discos” -y después, el equipo de CD’s- estaban en la sala de estar (en el segundo piso), una maraña de cables conectaban a las bocinas del primer piso. Así las cosas, se escuchaban lo mismo “pachelbeles” que pachangas en toda la casa. El chico en cuestión, pidió un equipito de cassette y CD player para su cuarto y un dinosaurio portátil, o sea un walkman (personal). Pidió además distintas versiones del "Pachelbel"... como le dicen los que no saben que es el apellido del compositor. Respiré profundo porque aunque sea música celestial en distintos instrumentos… cuando repiten y repiten y repiten... ¡hastía!
Claro, ¡todavía Steve Jobs no nos había regalado la magia de los toca música-en privado, las iPods!
Ante el problema Pachelbeliano, nos ayudaron el Niño Jesús (el 25 de diciembre… porque a casa no llega Santa Clós) y los Tres Santos Reyes Magos (el 6 de enero). Entre los 4, le obsequiaron el walkman y el equipito personal; así como varias versiones del Canon de Pachelbel en CD y en cassette: en piano, en órgano, en flauta, en cuarteto de cámara… en orquesta completa… Afortunadamente ni Jesusito ni los Magos encontraron versiones en trompeta y saxo; en heavy metal, ni con letra de Calle 13.
Ahora, que Mi Hijo Favorito de los Mayores tiene 26 años y iPhone con un repertorio de miles de canciones, no sé si habrá pensado que quiera usar la versión de orquesta completa en la ceremonia de casamiento… porque aún no sabemos si será solterón, como amenazó en aquella época Mi Hijo Favorito de los Menores. Pero esa… es historia para otro día.
(Ilustración, de Wikipedia)
lunes, 22 de agosto de 2011
Mis chicos protestones (pensantes)

Durante los últimos días –y hasta el miércoles- coincidimos el 100% de la familia en casita. Ayer, Irene nos ocupó en los preparativos pre TT (tormenta tropical con visas a convertirse en huracán). Con la intensión de no perder la costumbre de colgar la Canción de Domingo -aunque sea lunes- le pregunté a nuestros hijos cuáles son sus canciones favoritas al día de hoy.
Me contestaron como yo hubiera contestado: que no tienen una. Insistí en que cada uno me dijera una para colgarla en este blog, que aunque no lo leen, saben que existe.
Cuando me subieron las canciones por YouTube, confirmé lo que siempre he sabido… que si le enseñas a tus hijos a pensar… ¡estarás orgulloso de ellos!
Cualquier duda, me refiero a los mensajes de las siguientes canciones. La primera, “Robots”, de Dan Mangan, fue la selección de Mi Hijo Favorito de los Mayores. La conoció en un festival de música en Ottawa. La segunda, “¿Por qué no se van?”, de Los Prisioneros, fue la escogida por Mi Hijo Favorito de los Menores. Se la dio a conocer un amigo universitario que estudia con él, ¡en Estados Unidos!
Ambas piezas pudieran estar catalogadas en el renglón de “música de protesta social” de nuestra época. O sea, que hijos de protestones...
lunes, 6 de junio de 2011
Un verano en Nueva York…

Con el proyecto académico/ laboral más importante de su vida -so far- Mi Hijo Favorito de los Menores se acaba de estrenar en el “Internship Mode” en un banco en Nueva York. Ya me advirtió que las horas de trabajo serán intensas y largas. Nos anticipó que no va a poder llamarnos con la frecuencia que hasta ahora acostumbraba.
Según me dijo, sus horas de trabajo oficialmente corren de 7:00 a 10:00 de la noche, pero se puede ir a las 4:00 de la madrugada de vez en vez. En esos casos le proveen transportación a la casa, y le pagan la cena. Como Mamá Gallina que soy, espero que la transportación no sea en una motora, y la cena no sea un hot dog. ¡Mi pobre muchachito! ¡Mi bebito lindo!
Espero que Mi Hijo Favorito de los Menores se tome un ratito para disfrutar de Un Verano en Nueva York… aunque haya olvidado su trompeta en casa.
lunes, 16 de mayo de 2011
Canción para despertar que alegadamente nunca canté

Confieso: uno de mis grandes placeres era llevar a mis hijos a dormir. Besarlos, acariciarlos, acurrucarlos… reinventar cuentos tradicionales y ver su cara de asombro. Orar. Igual de grato era acompañarlos a la aventura de abrir los ojos a un nuevo día. Despertarlos con amor siempre fue mi deseo desde que estaban en una estrellita. Nada de aspavientos, gritos, ni reclamos de “vamos tarde”, “apúrate”, “el desayuno se enfría”. Cuando bajaron de la estrellita y se hornearon en mi vientre, le prometí despertares felices.
Empezaba haciéndole hormiguitas en la espalda con Pulgar y Corazón. Y les cantaba un repertorio bastante amplio. Maria Elena Walsh todavía no era mi amiga cuando nació Mi Hijo Favorito de los Mayores. La conocí poco después, y –por supuesto- se la canté.
Él asegura que no la recuerda. Yo aseguro que lo dice para torturarme. Continuamente alega que nunca lo acuné con canciones. ¡Ingrato!
Mi Hijo Favorito de los Menores sí que escuchó a galillo destemplado muchos versos de la Walsh. No le he preguntado recientemente si los recuerda porque temo su respuesta. Seguro que como es un poema tan largo, me inventaba los versos.
De todos modos aquí incluyo como Canción de Domingo en lunes una de mis favoritas… de seguro que Juan Ariel sí la recuerda. Tomen nota las Madres de los Hijos de Mis Hijos Favoritos.
(Foto, del Web. Difícil retratar mis propios dedos "caminando")
lunes, 21 de marzo de 2011
Luna, lunera, cascabelera

De haber sido pequeños, el pasado sábado hubiera llevado a Mis Dos Hijos Favoritos al punto más empinado del vecindario, por donde la luna se asoma desde que ellos la conocen. Les hubiera advertido que esa noche de perigeo la luna se vería cerquita… solamente a 356,577 kilómetros.
Les hubiera dicho que me sentía orgullosa de que ellos no le hubieran comido los cuentos a los “programas especiales” que auguraban desastres a causa de la Súper Luna Llena del 19 de marzo de 2011. Les hubiera pedido que grabaran en su “disco duro” esa noche para rememorar la experiencia con sus propios hijos cuando se repita dentro de 18 años.
Yo todavía recordaba la primera mia.
De paso, les hubiera enseñado el nombre de nuestro fiel satélite en otros idiomas… y les hubiera repetido el cuento de la tarde que me senté frente al televisor a ver como Neill Armstrong supuestamente ponía un pie en el suelo luna… y les hubiera dicho que buscaran en Internet sobre la polémica que ha puesto a dudar a muchos.
Los niños de estos tiempos –especialmente a los montessorianos- exigen datos, información, dudan y buscan más allá de lo obvio. Pero también les hubiera cantado la misma canción que me cantaba mi madre… que nunca me habló de distancias ni rutas satelitales, y mucho menos a dudar de los espectáculos televisados.
La misma canción a que les cantaría a ustedes, hijos de mis hijos, y nietos de mi esposo. La de la “Luna, Lunera, Cascabelera”. Y que sus padres se encarguen de los kilómetros, de las rutas de la luna, de las fases y los cambios en las mareas.
(Ilustración, del Web)
LUNA LUNERA CASCABELERA
Luna lunera, cascabelera
ve dile a mi amorcito por Dios que me quiera
dile que no vivo de tanto padecer
dile que a mi lado debiera volver.
luna lunera, cascabelera
ve dile a mi amorcito por dios que me quiera
dile que me muero que tenga compasión
dile que se apiade de mi corazón.
ay lunita redondita
que la espuma de tu luz
bañe mis noches.
ay lunita redondita
dile que me has visto tu
llorar de amor.
de amor.
lunes, 14 de marzo de 2011
Per me per sempre

No sé suficiente italiano como para traducirla palabra a palabra, pero puedo garantizar que sería la canción que le hubiera cantado a la hija que no tuve… aunque estoy clara de que los hijos no son propiedad de los padres.
Cuando la escuché por vez primera pensé que “Per me per sempre” estaba dedicada a una mujer/amante.
Tiempo después, me regalaron el DVD de un concierto de Eros Ramazzoti en Roma (estoy casi segura que fue en Roma). Cuando cantó “Per me per sempre”, en la pantalla grande enfocaron a su hijita mientras la entonaba simultáneamente. No lloré el italiano, pero me emocioné en español con correntones de lágrimas sin idioma.
A muchos no le gusta la voz completamente nasal de Eros. De hecho, los italianos que conozco lo detestan –al igual que a Laura Pausini- porque alegan que está “comercializado en América”.
De todas formas, queridos hijos de mis hijos (y quién sabe si hijas de mis hijos) y nietos y/o nietas de mi esposo… aquí les regalo el video oficial de mi Canción de domingo, en lunes... cuya clave eliminaron. De haber encontrado mi DVD hubiera hecho trampa para duplicarlo para beneficio de los que ni estuvimos en el concierto, ni vieron el DVD.
(Ilustración del Web)
lunes, 29 de noviembre de 2010
Pedro y el Lobo sinfónico en el Conservatorio

Confieso que he sido injusta con Mi Hijo Favorito de los Mayores. El sí recuerda música de su “infancia”. Selectivamente...
Esta mañana me dio esa satisfacción. Mientras yo saboreaba medio dormida el primer golpetazo de cafeina, me llenó de besos y me dijo que se sentía feliz de haber encontrado una versión “presentable en sociedad” de Pedro y el Lobo, la composición sinfónica de Sergéi Prokófiev escrita en 1936 después de su regreso a la Unión Soviética.
Basada en el cuento popular ruso "Pedro y el Lobo"; es una obra didáctica cuya moraleja refleja la importancia de la sinceridad. La obra de Prokófiev es un cuento infantil, con música y texto adaptado por él, con un narrador acompañado por la orquesta.(¡Gracias Wikipedia!) .
Eso de “presentable en sociedad”, lo digo yo -no lo dice él- que no heredó suficiente cinismo de su línea materna porque yo me lo quedé.
La pieza es especial en casa porque fue de los primeros conciertos sinfónicos a los que llevé al enano. Me encargué de que le gustara. Tocaba la Sinfónica de jóvenes del Conservatorio de Música de Puerto Rico, y la representación teatral estuvo a cargo de niños actores.
-“¿Puedes identificar al gato por el sonido del instrumento? ¿Y al pato? ¡Cuidado que los cazadores han disparado!”
A la salida, le compré una T-shirt del evento. Y esa Navidad, los Reyes le dejaron un hermoso ejemplar de letras y sonido, de la obra… que escuchó y escuchó, y escuchó.
Con la moda de las iPods (¡ay pod!) perdió la grabación. La tarareó durante años, pero no fue hasta esta mañana que la puso en la compu para que yo recordara…entiéndase… para ayudar a mi memoria selectiva.
Libro y disco LP todavía existen para ustedes, nietos de mi esposo. Además, pueden reclamar la versión de iPod… u optar por YouTube, o por los medios más modernos que existan cuando yo no.
Lo que sí me gustaría es que sus padres los lleven a una versión sinfónica/teatral en vivo. ¿Les gustaría?
lunes, 15 de noviembre de 2010
¡Quiquibú... Mandinga!

No siempre son “canciones infantiles” las que le gustan a los niños… ¡Hay que ver una de las favoritas de Mi Hijo Favorito de los Menores desde que era preadolescente! Afortunadamente el chico ya tiene 20 años y puede atender situaciones como las que describe Compay Segundo.
Por mí, si quiere una Negra Tomasa (sea con "s", o con "z") que lo haga sufrir/gozar y lo lleve desde el Cielo hasta el Infierno en cuestión de segundos, respeto su decisión. Ya hice el juramento de “suegra silente”. Espero estar viva para que ustedes, nietos de mi esposo e hijos e mis hijos sepan que no fue una falsa promesa a ustedes, amadas y divinas madres de los nietos de mi esposo...
Por lo demás… ¡Quiquibú... Mandinga!