Se atreven a seguir mis locos desmadres...

viernes, 27 de marzo de 2015

Temple, o Slime

Queridos Hijos Favoritos:
Existe una cosa que en español se llama "temple" y no significa ”templo”, como pudiera ser en inglés.

Se trata de una especie de serenidad que te permite aguantar cada sofocón injusto de parte de alguien; especialmente de los jefes. ¿Qué por qué les hablo de esto hoy?

Sencillamente porque ambos han pasado malos ratos en sus respectivos trabajos, y por la forma en que anoche me describió el último incidente el Favorito de los Menores, creo que se hace más que pertinente.

Antes que todo, bienvenidos al mundo de los adultos. Aunque no es un comportamiento estandarizado, lo van a volver a experimentar. 

Lo que me preocupa la manera en que me explicó lo que pasó y cómo se sintió. No quiero que les dé un soponcio y terminen en una Sala de Emergencia por cuenta de un ataque de alta presión, ni de la golpiza que les pueda dar un guardia de seguridad de sus respectivos centros de trabajo.

Yo no les puedo hablar mucho del temple, porque no nací con ese chip. Lo he tomado prestado en casos de emergencia cuando ejercía mi profesión de periodista. La frustración de no poder probar que una persona defalca las arcas gubernamentales, laceró mi bilis y casi boto baba verde por la boca.

Pero miren a Su Santo Padre, su éxito en el mundo de las ventas se debe a que cuando un cliente le dice de lejos que “no lo puede atender”, él se hace el desentendido. Se le acerca y le da las gracias por decirle que “no se fuera porque lo quería recibir”.

Digo, ese es un buen truco de ventas. Pero es una forma de explicarles que no pierdan la paciencia en los trabajos para que no se les pierda la baba verde.

Nunca les compré Slime, y es tarde para jugar con esa babosería verde. Así que temple, hijos de mi alma. Aunque nunca esta demás ir a orar a un templo 

No hay comentarios: