Se atreven a seguir mis locos desmadres...

miércoles, 21 de julio de 2010

Paredes llenas de momentos congelados

A menos que se haya ido todo al carajo –digo, a e-Bay, al basurero, al Salvation Army, o al equipo de utilería de alguna compañía de teatro low budget- se supone que gran parte de la nuestra historia familiar esté en las paredes de la casa de su abuelo paterno. No es que las fotos se parezcan a los cuadros que exhiben las paredes de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, donde estudió Harry Potter. Pero juro que en las paredes de esa prehistórica casa donde hemos vivido desde el 1988… los cuadros hablan.

Narran momentos especiales, como los veranos en Villa La Mela, tirados en la arena con abuela Isabel; o llenos de arena con aquél sombrerito de sapo mientras el enano más enano intentaba subir al dingui. Lo que no dice la foto es que el enano más enano se orinó dentro del bote. Hay fotos de cumpleaños, como el del enano mayor, cuando se armaron más de 8 casetas de acampar en el patio para que durmieran unos 18 demonios de 10 a 12 años. Está además evidencia de las locuras familiares cuando nos disfrazábamos; las fotos espontáneas de navidad y las posadas -tipo paredón- que nos hacíamos en Hoconuco.

Verán las fotos de su abuelo -flaco y con pelos negros- siempre abrazando a una bella mujer de cabellera larga,ojos claros y sonreída. Esa soy yo. Hay muchas fotos de sus bisabuelos de San Germán, guapos, felices y amorosos.

Las paredes de la casa de sus abuelos paternos siempre estuvo repleta de fotos y de obras de arte hechas por sus padres. Nada de decoración minimalista, fen chui, ni monotemática. Tenemos fotos sobre las mesas, los escritorios, la nevera, y los anaqueles de libros.

Para cuando ustedes lleguen –nietos de mi esposo- yo habré digitalizado muchos de esos recuerdos. Todas las fotos, para ese entonces, se exhibirán en un solo marco digital y musical. A sus padres les tocará hacerle los cuentos. Claro, en caso de que yo todavía esté por ahí, les haré mi versión de las historias de esos momentos que hoy tengo congelados en las paredes y en mi memoria.

Los vamos a amar infinitamente. Como amamos a sus padres.

(Foto x Cass, del Album Familiar, circa 1990)

8 comentarios:

Soñadora dijo...

Que paredes, anaqueles , escritorios y mesas tan calidos Cassio, cada foto tiene una historia que contar.
Besitos,

Cassiopeia dijo...

Es así, Soñadora. Y me gustaría estar por ahí para contar mi versión, que siempre será novelada... jajaja...
Besos

Canoso dijo...

Será curioso comprobar cuanto difieren las versiones... En cualquier caso es bonito poder ojear esas imágenes y dejarse invadir por los recuerdos.

Besos

Cassiopeia dijo...

Mis versiones serán siempre exageradas (se comió un cubo de mantecado... la falda era tan corta, que parecía una correa... lloró un mar de lágrimas)

Las de los muchachos, le restran importancia a lo qu no les convenga... pero lo mejor son las películas, que todavía no hemos transdferido a cd's.

Toma nota!

Daia Galeano dijo...

qué pared mágica aquella...cuántos momentos quedan eternos en esas fotografías, en la memoria... Ya quisiera poder verlas y escuchar las historias... un cálido abrazo :)

Daia Galeano dijo...

ah, lo olvidaba. Me encantó la foto!!!! (sabes que odio a los sapos, pero ese gorro le queda hermoso) :)

Cassiopeia dijo...

Daiana de mi corazón... te estás enterando poquito a poco...
Besitos

Cassiopeia dijo...

Jajaja!
La bisabuela de ese enano también... pero se le olvidaba cuando lo besaba (al niño... no al sapo).
Con él, ya tenía a su príncipe sin encantamientos... ''