Se atreven a seguir mis locos desmadres...

lunes, 5 de julio de 2010

“Aprovecha el último 26 de junio de 2010 de tu vida”

Cuando le dije eso a Mi Hijo Favorito de los Menores hace dos sábados, casi lo mato de un infarto…

- “Mi amor, recuerda que éste va a ser el único y último sábado 26 de junio de 2010 de tu vida. ¡Qué bueno que lo vas a aprovechar aunque estás libre de trabajo!”

Desde antes de que tuvieran idea del concepto del “ tiempo”, le hice saber a mis hijos favoritos que no se dejan las cosas para último momento, ni para mañana. “Recoge tus juguetes AHORA”; “Ahora no es momento de comer dulces”; “Te puedes bañar en un rato. Pero te tienes que bañar HOY”. ¿Difícil? Casi imposible, especialmente lo del baño.

Más crecidos les recalqué que “tiempo que se va, tiempo que no recuperas”, y que cada momento de la vida es para “saborearlo”. Quizás por eso el enano más enano se quedó en la universidad todo el periodo de vacaciones de verano para trabajar y ganarse un dinerito que le hace falta para saborear un proyecto del que ya pronto hablaré. Para aprovechar todavía más su estadía, se matriculó en un curso corto sabatino que le ayudará en la carrera que ha seleccionado. Al ver su genuino interés, la administración lo liberó del trabajo los sábados.

El asunto es que el pasado, único y último sábado 26 de junio de 2010 de nuestras vidas, Mi hijo Favorito de los Menores comenzaba el curso electivo, breve e intensivo en la ciudad. La universidad en la que trabaja, estudia y vive, está ubicada en un campito a más de 20 kilómetros, de manera que para llegar al punto donde se daría el curso, necesitaba varios relevos: un auto parallegar de la uni a la estación del tren má cercana; cambio de tren en la ciudad y varios cambios de líneas de tren. Después, con don Fernando: “un ratito a pié, y otro andando”.

Por razones que no vienen al caso, no recibió un correo electrónico del profesor que anunciaba un cambio de local. Después de los relevos previstos - y con bastante antelación- llegó al lugar citado inicialmente. Vacío. Nadie le supo explicar donde era el curso. Tras varias llamadas, supo que era en otro lugar, lejos del punto donde se hallaba. “Con Fernando”, se dirigió al tren, pero tomó la línea errónea. Se cambió tan pronto pudo. Ya iba tarde, pero el profesor sabía de su interés por tomar el curso y de lo difícil que le era pagar por el mismo. Otra vez “con Fernado”, pero de vez en cuando corriendo, llegó.

Habían empezado tarde por esperarlo. El profesor reconoció que no le había enviado mensaje el correo electrónico para avisarle del cambio. Y el muchacho que recordó que no podía recuperar ese único y último sábado 26 de junio de 2010, no se amilanó hasta verse en la sala de conferencias. Si bien el tiempo no se recupera, a los ojos de un chico que estudia finanzas, “el tiempo también es dinero”.

Al final del día escuché un “aproveché el día de clases y los $700 que me costó el curso”. Ese, en efecto, fue el el último 26 de junio del 2010 de su vida. Y esos $700, valdrán el esfuerzo.

- “¿Ya ves el por qué de…”

- ¡Sí Máma! Día que se va, día que no recuperas...!

Tomen nota, nietos de mi esposo, hijos de mis hijos.

(Ilustración, de la Web)


3 comentarios:

Margarita dijo...

me has hecho reír Cassi, sobre todo con lo del baño,"hoy no me toca".
bien! estás empezando a ver los frutos de tu trabajo como madre, yo por ahora sólo palos y besos.

Cassiopeia dijo...

Margarita, eso es lo que crees tú! Por lo que he visto, hace rato que disfrutas de los frutos que abona tanto amor

Besos

Cassiopeia dijo...

{ o_o }


Por alguna razón no publican algunos de los mensajes que suben según me avisa mi correo.

Checo el escritorio del blog...