Se atreven a seguir mis locos desmadres...

martes, 26 de abril de 2011

“¡Porque negro es mi color!”

"Black is beautiful”. Ese fue un slogan que se popularizó en los 60’s. Veintipico años después, con la serie Shaka Zulu, las pelis con Sydney Pointer, Denzel Washington y Chris Rock -entre muchos otros-oc, siguió el espíritu de “Black is beautiful!”.

Como buen montessoriano, Mi Hijo Favorito de los Menores, aprendió temprano sobre la negritud y la nefasta historia de la esclavitud en América. El chico -que es color “café con leche”- bromeaba a todo el mundo haciéndose el negro/esclavo/sufrido. Por conveniencia, y para provocar reclamos innecesarios de “derechos humanos” en el seno familiar desenterraba sus “raíces africanas”.

Si le pedían que recogiera el cuarto, que organizara los juguetes tirados por la casa, se quejaba diciendo que lo trataban como un esclavo…

-“¡Porque negro es mi color!”, osó decir el enano antes de cumplir los 4 años.

Admito que nos dio mucha gracia la primera vez, pero nos aguantamos para no darle espacio a manipulaciones por discrimen. Lo dejamos pasar como una de las muchas “ocurrencias” del enano.

Con el tiempo, el espíritu de todos los negros esclavos del mundo encarnaron en él. ¿Lavar platos? ¿Barrer? ¿Doblar ropa? ¡Imposible!

-“Esto es injusto. Me mandan a hacerlo, ¡porque negro es mi color!”

¿Lavar el carro? ¿Hacer la compra?

-“¡Me maltratan, porque negro es mi color!”

No había forma de que entendiera que tanto a él como a su hermano se le pedían responsabilidades, acorde con sus capacidades.

-“¡Él es blanco, por eso no está esclavizado!

El chico llevó la broma muy lejos. En facebook puso que su lugar de origen era en África. Pero se zafó llenando solicitudes a universidades norteamericanas. Allá, el discrimen contra negros y latinos es tan rampante que aceptan un porciento de minorías negras para “enmendar el pecado”.

El colmo surgió esta semana cuando llegó a nuestro buzón una carta de aceptación a un programa de maestría de una reconocidísima universidad norteamericana. Descaradamente plasmaron en blanco y negro que lo aceptaban “¡por ser negro”!

¿Sería mi culpa? Yo sólo le cantaba “Duerme Negrito”. Mi madre -su amada y alcahueta “Agüela Isabel”- fue la única que le decía “mi negrito”, o “prietito de agüela”. ¿Se lo habrá creído?

Ahora que es mayor de edad, que resuelva su entuerto racial… que los comités de becas no admiten como minorías caribeñas de piel color “cafés con leche”.

4 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Jajajaja le pasa lo que a mi hija, ella es morena y mi hijo le dice Negra además de que le dice que debe servirnos, y debe hablar solo con los de su color jeje.

Cuando viene de visita me dice que solo la quiero de sirvienta y no hace nada jaja.

A veces nos da risa pero supongo que a ella no le agrada.

Besos Amigocha.

Cassiopeia dijo...

"Mami-puladora" la chica, eh?
Los amamos comoquiera!
Besos a una gran y bienquerida madre!

Blanca dijo...

Ah, por cierto Cassiopeia, ahí no quiero ni llamarme blanca. ciao.

Cassiopeia dijo...

Blanca!!!!
Y como te decimos, pues?
xoxoxo