Querid@s
Nietos de Mi Esposo,
e Hij@s de Mis Hijos Favoritos:
El café se
ha convertido en un denominador común muy interesante en nuestra familia. Por
eso es el regalo que comparto en el Cuarto Aniversario de las 3 casitas de
letras de Cassiopeia.
Como saben, soy
persona de campo. Me
crié en
una finca de café
y cañas
de azúcar. Sin
embargo, nunca tomé café
de niña
porque mis padres y abuelos decían
que ya yo era
demasiado zahorí y la cafeína me sobrecargaría de
de energías
innecesarias.
Empecé a tomar café después
de casada. Me capturó
con una cuota de 2 tazas diarias. Cuando quedé embarazada de sus padres, disminuí
la cafeína a
una taza. Después
del sexto y último embarazo, volví a tomar dos tazas.
Nunca he
tomado café
fuera del que hace su
abuelo. Por eso bromeo cuando digo que ni en ese aspecto le he sido
infiel. Ya sus
padres les explicarán lo que significa.
Su abuelo nació y se crió
en NY. Sus
padres –que fueron
sus bisabuelos- formaron parte de las miles de familias que
emigraron a la babel de la costa este de gringolandia. Conservando costumbres
boricuas, se
crió
tomado café.
No se la
marca, ni si era puertorriqueño. Eso sí; apostaría a que lo hacían hirviendo el
agua y pasándola por la media.
De regreso a
Puerto Rico, continuó
tomando su cafecito, pero ya con mejor sabor. Cuando nos casamos teníamos una
grekita de metal,
lo normal en la mayoría de las casas hace 30 años. Con los años fuimos
sustituyendo las máquinas de café con otras mejores. “Más complicadas”, decía yo.
“Para hacer mejor café”, decía mi esposo.
Durante unas
vacaciones en Italia, vimos una cafetera industrial en cobre, de las que tienen
en pajarito arriba,
muchos vericuetos
con botones y mangueras de metal. Su abuelo quedoo deslumbrado ante el escaparate
de la ferretería. Habíamos
visto una similar en La Bombonera
en el Viejo San Juan.
El costo y tamaño hacían imposible la inversión
para un matrimonio joven de turistas caribeños. Compramos una Pavonni, versión
sencilla. Así que de regreso a casa incursionamos en lo que hoy son
transacciones tan normales como tomar agua: hicimos el pedido de una Baby
Gaggia…
La historia de cómo nos une el café continuará.
Mientras tanto, celebremos el Cuarto Cumple de Cassiopeia…
2 comentarios:
Celebremos mi querida Cassio, y seguiremos tomando esos cafecitos tan ricos, que calientan y levantan el ánimo!
Abrazotes!
¡Celebremos, pues,
Con café y abrazos!
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