Se atreven a seguir mis locos desmadres...

viernes, 28 de mayo de 2010

Vómitos, diarreas y sangre, con papá

Mis hijos me adoran. Nunca lo he dudado. Me lo dijeron desde mucho antes de hablar. Amores puros y divinos de besitos, sonrisas, topi-topi, sobeteo, carcajadas... de todo. Pero igual -desde bebitos- al enfermarse lloraban y gritaban cuando yo los atendía. Al acercarse su papá, cesaban los gritos; sí quedaban lagrimitas, pero nada de gritos. Hasta se le recostaban al hombro.

¿Se sentían más seguros con él? ¿El pecho más ancho? ¿Los brazos más fuertes? Probablemente. Pero siempre le digo a mi esposo que a mí me quieren más porque me liberaban de sus vómitos, sus churretas y la bendita O+. Sólo me dejaban atenderlos cuando la fiebre era muy alta y necesitaban los baños de agua fresca. En situaciones de vómitos, diarreas, o cortaduras, sólo se dejaban atender de su “paaaaaaaaaa-paaaaaaa”.

Soy muy injusta cuando lo bromeo; pero él me bromea a mí también. La única vez que me tocó manejar un evento de sangre/emergencia/hospital, reaccioné muy bien hasta que ví al muchachito.

Cuando me llamaron “del cuido”, me doraron la píldora. Lo entendí como una “emergencia light” porque era una “cortadurita” en la cara. Mientras conducía desde la oficina hasta el lugar del accidente donde lo cuidaban pensaba en la estrategia de la ruta para llevarlo al hospital. En las tarjetas del plan médico, en que le avisaran a mi esposo cuando me llamara a la oficina (recuerdo que no había celulares).

Ahora bien, cuando me entregaron al muchachito con una toalla machada de sangre, pegada de medio lado de la cara, me preocupé “un poco” más.

¡Horror, dijo Mamá Gallina!” Era tanta y tanta, tantísima sangre que pensé que necesitaría trasfusiones de varios donantes. No quise ver el golpe por si al sacarle la toalla se desangraba completito. Temblé como una hojita de sauce llorón con la brisa de Navidad; pero me hice la fuerte. Le hablé de lo valiente que él era, con la esperanza que no se diera cuenta de la madre cobarde que tiene. Llegué al hospital y entré haciendo alboroto por la Sala de Emergencias.

- “¡Ayúdenme! ¡Tengo un niño muy herido!”, clamé a gritos, a sabiendas de que el personal de emergencias está “curado de espanto”, porque me miraron como si dijeran, “otra histérica más”.

En lo que llenamos el papeleo, habían acostado al muchachito, y… ¡le habían quitado la toalla de la cara! Cuando me acerqué, pensé que le veía el cráneo y que le había volado la nariz; que había perdido los labios y la dentadura de leche.

-"Venga Mamá, tranquilice a su hijo”

- “¿Yoooo?”

- “¿Usted no era la mamá?”

- "¡Ay mi hijito tiene sangre!”, y eso fue lo último que dicen que dije porque me desplomé sin repensarlo. Todos "tenemos sangre".

Al rato llegó mi Superman. En ese momento lo pensé como el caballero vestido de brillosa armadura plateada, presto a atacar al dragón para salvar a esposa desmayada e hijo ensangrentado. Lo ví corriendo sobre un caballo blanco, y como en las películas, a cámara lenta el trote del corcel agitaba las crines blancas… ehhhh… mmm…, tanta blancura… me di cuenta que deliraba y la blancura era la de las batas de los médicos, y que a mí me atendía la enfermera que auxiliaba a mi bebé herido.

Si en algún momento surgió duda, ese día, Mi Hijo Favorito de los Mayores me reafirmó que en caso de vómitos, diarreas y sangre, ¡con Súper Papá se sienten más seguros!

Es que su madre, se desMadra.

(Foto de la Web)

miércoles, 26 de mayo de 2010

“Mi papá le regaló muchas espermatozoides a mi mamá”

Durante mi sexto embarazo, los cuentos de las abejitas y las flores, la cigüeña y otras tonterías, nunca tuvieron espacio. En gran medida porque a mi Hijo Favorito, de los Mayores nunca se le hablaron boberas. Tampoco hubo conversaciones en tono de maullidos. El enano mayor tenía casi 4 años cuando se percató de que ya había “alguien” en mi “barriga”.

Nosotros no le quisimos avisar muy temprano por miedo a tener que explicarle cómo se malogran los bebés y que eso había sucedido 4 veces antes de que él naciera. Yo me había apertrechado de libros y gráficas para que él conociera mes a mes el progreso del bebé. De manera que no cabían cuentos de abejitas, flores ni cigüeñas.

Se le explicó hasta donde se consideró apropiado para la edad. No se detalló lo que no preguntó. Para distraerlo, le advertimos que algunas personas le estarían haciendo “el cuento de la cigüeña”.

Pero la gente… ¡ah, la gente! El primero de los eventos "aclaratorios" sucedió en la fila del supermercado cuando una doñita insistió en libreto de la cigüeña y mi Hijo Favorito de los Mayores perdió la paciencia.

-“¡ Ohhh nooo! Esa no es la verdad. ¿Por qué todo el mundo dice lo mismo? Mi papá le regaló muchas espermatozoides a mi mamá y una que era bien rápida se pegó del óvulo y va a salir un bebé. Y ya.”

Recuerdo como la voz chillona del enano paralizó el movimiento de mercancía sobre la cinta de goma. Recuerdo también el silencio de las máquinas registradoras. Para validar su versión de “la espermatozoide bien rápida” que se pega del óvulo para que salga un bebé, soltó la pregunta que sellaba su planteamiento:

-“¿Verdad, Mamá?”

(Ilustración, del Web)

martes, 25 de mayo de 2010

“Chamo al nueve un un chi me maltratach”

Quiéranlo creer o no, mi Hijo Favorito de los Menores, siempre fue un niño muy dulce. La primera oración completa que aprendió a decir fue “Te voy a matar”. Todavía es un misterio dónde la escuchó, por qué la repitió y ante quién lo hizo por primera vez. De seguro que esa persona formó un barullo tan desproporcionado, que al chiquillo le pareció efectiva como herramienta para llamar la atención.

El dulce pajarito de pelo negrísimo y suaves rizos desarrolló una capacidad casi sobrenatural para detectar lo que era violencia, aprovecharse del miedo que provocaba y usarlo para su beneficio.

¡Se veía tan lindo frunciendo el ceño y haciéndose el corajudo!

En esa época, el gobierno había desarrollado una campaña publicitaria para evitar el maltrato a los niños. Los anuncios de televisión recitaban en un tono “cantadito y pegajoso” que los casos de maltrato, se debían denunciar llamando al número de emergencias 9-1-1. Por supuesto que como parte del anuncio los números llenaban la pantalla de la tele. No había forma de ignorarlo.

El muchachito llevó su expertise en “Violencia 101” al extremo, a los tres años con su maestra de Montessori. En ese sistema educativo, que es de mucha libertad, el niño que no se “comporta”, termina sentado "en la línea" mientras los demás juegan en el patio durante el periodo de descanso. Para merecer el "castigo", la travesura tenía que ser muy grave porque Montessori no es un sistema punitivo. Como era de esperar, un día equis, mi corajudo Hijo Favorito de los Menores se ganó una sentada en la línea. Por su carácter, tomó acción inmediata.

-“Chi tú me maltratach boy a chamar al nueve un-un”.

El enano se armó de un pedacito de papel casi del tamaño de su manito, y de un lápiz para uso del colectivo. Con un garabato por nueve y dos palitos por el “un, un”, se lo enseñó vengativo a Maestra Glenda, quien le dijo alguna cosilla para salir del paso. Tan pronto se sintió “libre”, Maestra Glenda llamó al sistema de beepers, la forma de comunicación más rápida hace 20 años: “Llámame cuando puedas”.' decían las letras de aquella cajita chillona.

Aunque no decía “lo antes posible”, llamé tan pronto alcancé llegar a un teléfono. Demás está decir que hoy el muchachón -a quien nadie, nunca, jamás de los jamases ha maltratado- se ríe medio avergonzado de sus ocurrencias. Glenda y yo… nos reímos también.

(Foto x Cass, del Album Familiar, circa 1992)

sábado, 22 de mayo de 2010

"Florecita" salió macho

Seleccionar el nombre del hijo en camino es una de las pesadillas de los embarazos. Todos opinan. Los machos y su parentela quieren "conservar el apellido" como si se tratara de ponerlo el refrigerador del tiempo. O, continuar en el linaje de los Miguel Ángel Primero, Miguel Ángel Segundo... Tercero y ya cuando van por el cuarto -o Quinto-, cambian a Miguel Antonio Primero... para que las iniciales fueran las mismas.

Cuando la madre se emperra en ser más "inclusiva" en los nombres de los y las, hijos e hijas... se forma la acángana. Cada abuela quiere participación igual. De hecho, de llamarse Sofía las dos abuelas, la bebé tendría que llamarse Sofía-Sofía. Apuesto a que le pasó a JoséJosé...

Y, ¿qué dicen de las creativas combinaciones de los nombres de papá + mamá? De moda en muchos países, es la pesadilla de los oficiales de los Registros Demográficos.

En el caso de "Mi Hijo Favorito de los Mayores", yo solucioné la polémica de forma "sabia": nadie opina. Nadie vomitó más que yo; nadie se chequeaba las estrías para ver por dónde se le rajaba la pipa. Así que ni abuelos, primos, vecinos... no consideraría ninguna sugerencia. Y punto. El apellido del padre de mis criaturas raro, corto y como salido de un planeta raro ya era obligatorio. De manera que decidí que el/la niñ@ llevaría un nombre en español con la mayor cantidad de letras y apodos. Tendría que tener un significado reconocido (quizás del santoral), y no provocar cacofonía.

El padre de la criatura, se atrevió a insinuarme -recién parida y todavía en el hospital- que el nombre del muchachito tendría una equis.

-"Como va a tener una equis si ya ese... ("ese", dije)... ese apellido tuyo tiene una equis. Lo que le falta es otra para que le digan Triple Equis"

-"Pero mi amor, es el mismo nombre... con sólo una equis", dijo con carita de perro de peluche y como si la primera opción hubiera tenido dos.

No volaron platos y ollas porque no había en el cuarto de hospital. Por supuesto, el niño se llama como yo dije. Sin equis.

Para el segundo muchachito se complicó la cosa. Los libros y "los que saben", dicen que hay que darle participación al hermano mayor, y yo, de idiota, caí en la trampa con lo del nombre. Ningún libro decía que un enano de + ó - 3.5 años tuviera vela en ese entierro. Pero bueno, metí las patas con el niño sin equis en el nombre.

El flamante casi-casi Hermano Mayor dijo con toda la seguridad del mundo que "el" bebé se llamaría "Florecita". Me apreté los labios y miré a mi esposo implorando ayuda con señas. Pero él -con su memoria de elefante- se volteó para que yo no viera la sonrisa de la venganza.

"Ay Gran Poder... no tengo idea de cómo salir de ésta", pensé a gritos.

-"Pero mi amor, ¿y si es nene?", le pregunté al enano en tono azucadado.

-"Pues 'Florecita', pero se le puede decir 'Florecito' ", me dijo con aquellos ojitos que yo besaba al acostar.

Chapulín Colorado... Carmen San Diego, Where Is Waldo? Quien sea... el auxiliador en estos casos... clamé en silencio mirando el techo. No recuerdo cómo salí del aprieto tan apretado de ese instante. Creo que una amnesia selectiva se llevó esos minutos. Lo que sí hice fue correr al ginecólogo para pedirle que me ayudara a conocer el sexo del que hoy es "Mi Hijo Favorito de los Menores".

Cuando me dijeron que era macho, respiré con alivio. Al fin de cuentas, era más fácil hacerle pensar que seleccionaba dos nombres de varón para un varón en vez... quizás tomando como ejemplo los nombres de sus amigos y vecinitos. De entre todos los nenes encontraría dos nombres de varón lindos, largos, en español y sin cacofonía.

Dos. ¿Nunca dije mis hijos llevarían doble nombre? Ya lo dije. Esa era otra de mis exigencias deMadre.

(La foto de la florecita... es de la Web)

jueves, 20 de mayo de 2010

Bebé macho= apuesta gana (*&%#@)

Después de 4 intentos fallidos y en extremo dolorosos, ese Quinto Embarazo fue la alegría de la Calle 9 D-43; la alegría de todos los departamentos del medio en el que trabajaba, de los guardias de seguridad, las cocineras de la cafetería y de cuanta persona que me había visto con el moco caído tantas veces antes.

La nube que opacó el embarazo fue una mala barriga que me puso a vomitar tanto, que en vez de subir de peso, bajaba. Y pesando 98 libras... no era buena cosa. Tanto vomitaba que me laceré las cuerdas vocales. Ya vomitaba sangre. Me inyectaban vitaminas porque no las aguantaba... en fin, un desastre. Llegué a pensar que un embarazo puede ser el mejor anticonceptivo del mundo.

Mientras yo vomitaba, mi abnegado esposo limpiaba mis cochinadas. Lo que yo no sabía es que los vecinos lo embromaban diciéndole que limpiaba mucho porque era chancletero (padre de muchas hembras); que con él moría el apellido que es muy raro (asquerosos machistas); y que su revólver sería el más lustroso del vecindario porque lo estaría limpiando cada vez que un pretendiente se le acercara a la nena por nacer. Desconocía además, que para molestarlo de veras cada vecino apostó a que sería hembra. La apuesta era por cajas de cervezas. Cajas. Dije cajas de cervezas. El proceso del embarazo se dio sin que yo quisiera saber el sexo del bebé.

Seleccionamos un neonatólogo ya que se trataba de un embarazo de alto riesgo... y un bebé que se anticipaba frágil y "con problemas". Dr. Zapata -el médico más gracioso del mundo- fue el único ser humano que se atrevió a apostar frente mí.

Hace 20 años que no vivimos en la Calle 9 D-43. Pero cada vez que visito a mis amados ex vecinos les recuerdo las estiba de cajas de cerveza que llegaban mientras me quebraba la espalda un bebé chillón que además me rompía los pezones y me cagaba casi casi líquido, hasta las rodillas. Ellos recuerdan el embarazo más feliz y celebrado de la calle... con cajas de cervezas.

El tan festejado muchachote cumple 25 años en par de semanas; hace pesas y le encanta la birra. Pero a mí no me acaba de gustar eso de las apuestas a cuenta de un embarazo.

(Foto de la Web... ni modo, se bebieron aquellas hace un cuarto de siglo..)

martes, 18 de mayo de 2010

No se me ha perdido la nena

"Imprudente" es poca cosa para describir a las personas que se entrometen en las decisiones de una mujer en cuanto a la maternidad/no maternidad. Las presiones comienzan temprano. A partir de la primera menstruación, que si "cuidado 'con esto y lo otro'; desde los 15 años más o menos, que si "la abstinencia, blah, blah, blah...".

Entonces... Ah... te casas y empiezan con que si no es bueno parir temprano... o por el contrario... las ventajas de tener niños que parezcan tus hermanos menores. Nueve meses después de casarte aprietan las presiones... que si por qué no quedas embarazada, que si tienen "problemas", que de quién es el "problema", que si se han hecho "pruebas"...

Cuando te da la gana y tienes la bendición del Cielo de quedar preñada, da paso la otra colección variada de imprudencias, que si quieres nene o nena; que como se va a llamar, que si ya sabes el sexo, que si estas contenta, porque esa cara de vomitar todo el día no te sienta.. ect,etc, etc...

La gama de imbecilidades incluye los "ojalá-que-tenga-tus-ojitos-verdes"... cuando una lo que desea es que tenga ojos y vea. El resto de las premoniciones tendrán su espacio otro día.

Una vez nace el chimicuín -aún cuando todavía no puedes dar un paso sin que los pezones se desborden "del preciado líquido"- empiezan las tonterías relacionadas al sexo de los "hermanitos".

Cuando años después nace el hermano varón del ya existente varón... se forma el tango con la misma cantaleta: "cuándo vas a buscar la nena?"

Entonces, si le dices que no se te ha perdido, que por eso no hay que buscarla... pasas a los anales de la historia como una salvaje desequilibrada e insensible... que afortunadamente no es ni espartana ni china.

En mi caso, sin buscarla... apareció, hecha a la medida y por Internet. No la conseguí en [i-bei] e-Bay, ni en Amazon. Apareció solita desde Blogger. Se llama Dayann. Ella me adoptó cuando nos conocimos desde Kasa de Papel. Ahora nos sorprende desde su Orgía Kasual. Es una enamorada del amor y recién graduada de medicina. Y tan pronto supo que inauguraba la nueva casa de los desmadres en deMadre, se enceló de sus hermanos. Hasta se convirtió en la primera seguidora...

Dayann, tranquila. No te busqué porque no te me habías perdido. Pero ahora que te encontré, no te voy a dejar escapar. Mi Pekeña traviesa.

(Foto, de la Web. Las que tengo de mi chica son privadas...)

lunes, 17 de mayo de 2010

Cuando tú nazcas*

Hoy nace oficialmente "deMadre": una casita hermana de a A Cualquiera le sucede y Conviviendo con Intruso. Pretende "separar" -a peticion popular- las entradas, o posts relacionados a la "aventura" de las maternidad... que en algunos casos comienza con ilusión y deseo.

Ese fue mi caso, después de 4 intentos malogrados. Y ésta fue una de las canciones que le repetí miles de veces a los únicos chimicuines, enanos-grillitos, que se convirtieron en: "Mi Hijo Favorito de los Mayores", y "Mi Hijo Favorito de los Menores".

No sé quién leerá éste espacio de una "Mamá Gallina". De todas formas, le dedico ésta casita a los futuros nietos de mi esposo (tema de post...).

Cuando tú nazcas*

Cuando tú nazcas, abre los ojos
Toma la vida, es para tí
Un mundo entero, para que juegues
Para que crezcas libre y feliz
Todo un planeta, entre tus manos
Cuando tu vueles, fuera de mí

Cuando tú nazcas, ojalá puedas ver el sol
Y si aún existe el mar, tan azul como duerme hoy
Y que la lluvia
Salte pura sobre tu piel
Que aún sople el viento
Y que juegues con él
Y que la nieve
Caiga blanca por navidad
Cuando tú nazcas
Que tú nazcas en paz

Ojalá que puedas conocer
Los veranos que he vivido yo
Y esos libros viejos que guardé
Pensando en tí hijo mío
Que los bosques sigan donde están
Que aún exista el dulce olor a pan
Ojalá que quede para tí un mundo como el mío
Que la luna siga siempre ahí
Vuelen las estrellas sobre tí
Ojalá te quede todavía un mundo como el mío

*Mocedades.

(foto, de la Web... en mi época, nunca logré retratar éstos momentos)


“Madre sólo hay una (afortunadamente)”

No soy poeta; tampoco declamadora, ni escritora, autora, ni ninguna de esas “–oras”. De manera que a 3 días del “Día de Las Madres” me asisto de unas hermosas letras que se le atribuyen a Isabel Allende. No las encontré en la página oficial de la autora, pero navegando en la red las encuentro y reencuentro en decenas de páginas que se le atribuyen. Así las cosas, las replico con la debida advertencia.


Ella vivió la desgarradora experiencia de perder a su hija Paula a causa de una enfermedad.


Cuando por primera vez me dijeron “te mueres ya”, no le temí a la muerte. Mi miedo era que mis hijos se molestaran conmigo por dejarlos tan chicos. Los estudios demográficos demuestran que lo usual es que los hijos entierren a sus padres; y no que los padres vean morir a sus hijos. Creo que ambas situaciones son dolorosas. Yo perdí a Mami casi inmediatamente después de intentar erradicar a Intruso por segunda vez. De todas formas, aquí me valgo de la Allende para no escribir el poema que no sabría componer:


(***Si alguien encuentra el url original, por favor lo postea en los comentarios y yo lo paso al frente con uno o más asteriscos).


“Madre sólo hay una”, de Isabel Allende


Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre. La naturaleza la ha dotado a mansalva del "instinto maternal" con la finalidad de preservar la especie.


Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura. Pero gracias al "instinto maternal" la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.


Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.


Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche.


Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada.


Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.


Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.


Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.


Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.

Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan.


Es decir, que "son cosas de la edad" cuando la mandan al carrizo.


Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la Madre.


El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.


Publicada original y exclusivamente en Conviviendo con Intruso el 6 de mayo de 2010.


(Foto, de la Web. Nunca busqué la cámara cuando mis nenes lloraban)


“Siempre te querré” (DeMadre XII)**

Antes de tener niños, cuando ni siquiera pensaba en mocosos propios, guardaba una cajita con libros y juguetes apropiados para los nenes de mis amigos. Así, cuando me visitaban al minúsculo apartamento de playa que compartía con una amiga, tenía con qué entretener a los niños ajenos.


Me tardé tanto en tener los propios, que cuando los necesité, ya libros y juguetes estaban tan "usados", que parecían de Matusalén cuando niño.


Mucho después, nacieron mis hijos. Cuando el mayor tenía 5 años y el menor uno, conseguí un libro que les leía -oportunamente- cuando se molestaban conmigo. ¿Mami-puladora? Evalúe usted... Después, cuando el mayor estaba en secundaria y el chiquito en intermedia, compré 4 libritos de la edición de 2004: uno para cada chico, otro nuevecito para mí, y la que será para los futuros nietos de mi esposo.


Se trata de Siempre te querré”, de Robert Munsch, con ilustraciones de Sheila McGraw, de la editoral Firefly Books (1986). Es una “épica” al amor maternal e incondicional, en el que a pesar de las “incomodidades” y travesuras particulares de cada etapa del desarrollo de su hijo, la mamá siempre le cantaba:


“Para siempre te amaré,

Para siempre te querré,

Mientras en mí haya vida,

Siempre serás mi bebé.”


Los dibujos son escenas de: la madre arrullando al bebé; la de un infante haciendo "fiesta" en el baño, donde riega el papel sanitario, la pasta de dientes, perlitas de olor; un preadolescente regón que entra a la casa con los zapatos sucios, haciendo bombas con chicle, regando refresco, desgarbado, y con el equivalente de una iPod de hoy; luego el de un joven que desordena la casa mientras utiliza una lámpara para simular el micrófono y “canta” a lo Elvis Presley. Tras cada una de esas escenas, aparece otra en la que la mamá va envejeciendo, pero siempre –en las noches- gatea hasta la cama de su “siempre bebé” para acurrucarlo y cantarle la misma canción.


Cuando el joven se convierte en hombre y se muda de la casa, la mamá guia su auto hasta la casa del muchacho para subir a la habitación y arrullar a su hijo. Ya no gatea. Se vale de una escalera que había llevado amarrada sobre el auto. Una mañana, la mamá llama al hijo y le pide que vaya a verla. Ella trata de cantarle la canción, pero cansada, vieja y enferma, no pudo terminar. El hijo la levanta y la arrulla y le canta:


“Para siempre te amaré,

Para siempre te querré,

Mientras en mí haya vida,

Siempre serás mi mamá.”


Al regresar a su casa, tomo en brazos a su bebita dormida... y ya saben... la arrulló y le cantó.


Yo estoy en la etapa de cantarle y arrullar a dos jóvenes adultos. Los estragos de Intruso no me permiten gatear hasta llegar a sus camas; pero no hace diferencia. Ellos buscan la forma de que yo los arrulle y les repita que siempre los querré. Y como estamos en transición, ellos también me cargan y me arrullan; y me repiten y me repiten, “siempre te querré”.


Publicado originalmente y exclusivamente en Conviviendo con Intruso el pasado 7 de mayo.


** “Siempre te querré” es parte de la serie “DeMadre”, que hoy se queda acá.

(Ilustración, de la Web)

DeMadre XIII y DeMadre XIV

Nenhum Manual de Instruções” y “Feliz dia das mães para a não mães”, correspondientes a los (DeMadre XIII y DeMadre XIV) que debieron postear aquí ayer Día de las Madres, aparecieron primero en la otra casita para cumplir con la promesa de hacer en portugués las entradas de los días 9. Las correcciones a mi paupérrimo conocimiento de tan bella lengua, aparecen en los comentarios, cortesía de Diamantino.

Que quede claro: no importa el idioma (hasta en inglés), el amor es el mismo. Mientras, a petición popular, replico ambas entradas en español...


Sin Manual de Instrucciones

Domingo, Día de las Madres

Como todos los 9 desde principio del 2010, aquí estoy, intentando aprender... y odiando un alfabeto que tiene unos acentos con los que todavía no sé trabajar.

Como mi madre no sabía portugués, aprovecho para reclamarle que estoy molesta con ella porque nunca me dijo que era tan difícil criar un hijo. ¿No había Manual de Instrucciones?

Le reclamo el Día de las Madres… en portugués, porque debido a que no conocía la lengua, no estará molesta... y porque ya no está entre nosotros.


Feliz día a las no madres

Domingo, Día de las Madres

No hay que ser madre para desear un grandioso Domingo, Día de las Madres.

Todas somos hijas y tenemos madres: bellas o feas; flacas o gordas; profesionales o amas de casa; dulces o amargas; devotas o ateas; civilizadas o primitivas; que sean abuelas, o que se queden con las ganas; que hablen portugués, o que no... Feliz Hoy!

Publicado originalmente el 10 de mayo de 2010, en A Cualquiera le sucede; y, el 9 de mayo en Conviviendo con Intruso.

(Foto, de la Web. Aunque tengo esa tecla bien puesta, no la he podido retratar)

*** Acabado de llegar: Una gran amiga me envió el siguiente multimedia, que a su vez, le envió su hijo... y aquí replico... por la pertinencia...


Día de los Niños (DeMadre XII)

Cuando mi hijo Favorito, de los Mayores, se enteró que había un “Día de las Madres”, me preguntó que cuándo era el “Día de los Hijos”.

Su brillante razonamiento se redujo a la lógica de la misma vida: “Sin hijos, no hay madres”.

¿Qué tal? A Cualquiera le sucede.


Publicado originalmente en A Cualquiera le sucede.


(Foto x Cass, del Álbum Familiar... prohibida su reproducción... otro como él... imposible)