Si buenas son
las pausas, mejores son los regresos. Aplica a casi todo, excepto a algunas
rupturas matrimoniales... creo yo…
Recuerden
eso, nietos de mi esposo. No es broma.
En fin, que el
21 de octubre de 2013, mi plan fue “tomar unas vacaciones de los tres blogs
debido a mis quebrantos de salud”, pero entre una cosa, y la otra, “la pausa”
se convirtió en un hiato de 18 meses.
En aquél momento, “los quebrantos” me
quebraron todo, excepto el ánimo. Pero la intensidad y frecuencia de mis
convulsiones (¿les había dicho que convulso?) me pegó duro.
En ese periodo
de tiempo: me dejé las canas, se incendió 1/3 parte de nuestro hogar, Nuestro
Hijo Favorito de los Mayores se compró su primer carro, un apartamento, y se
casó... y obviamente, se mudó. ¡Ley de Vida!
Nuestro Hijo
Favorito de los Menores se graduó de universidad, aceptó un trabajo en Nueva York,
compró un apartamento, cambió de trabajo y nosotros nos integramos a la lista
de amigos que ya conocen lo que es “el Nido Vacío”. De nuevo: ¡Ley de Vida!